Este tipo de tumor es uno de los más estudiados, así como una de las neoplasias que tiene un programa de detección precoz más establecido. El cáncer de mama depende, como todas las neoplasias, de diferentes factores de riesgo, como son:
-Edad
-Exceso de peso
-Sedentarismo
-Consumo de alcohol
-Existencia de familiares de primer o segundo grado con cáncer de mama
-Existencia de familiares con cáncer de mama diagnosticado antes de los 50 años
-Tratamientos prolongados con estrógenos como anticonceptivos orales o el tratamiento
-Hormonal sustitutivo (THS) durante la menopausia
-Presencia de la menarquía (primera menstruación) antes de los 12 años
-Instauración de la menopausia más allá de los 55 años
-Gestaciones con más de 35 años
-Ausencia de embarazos
Algunos cánceres de mama tienen un marcado componente hereditario, especialmente los que presentan mutaciones en dos genes, el BRAC-1 y el BRAC-2. La presencia de alteraciones en estos genes supone un riesgo de un 80% de padecer un cáncer de mama, así como mayor riesgo de desarrollar también un cáncer de ovario.
Programas de cribado y revisión ginecológica
El cáncer de mama no se puede prevenir, de ahí la importancia de los programas de cribado para detectar el cáncer en sus estadios más primarios y poder tratarlo cuanto antes. El método de elección es la realización de mamografías de control a todas la mujeres entre 45 y 69 años, llevándolas a cabo cada 1 o bien 2 años.
La revisión ginecológica anual es importante, así como la autoexploración, pero no puede ser esta última la única herramienta de prevención, pues la mamografía permite detectar tumores muy pequeños que pasarían desapercibidos a la exploración. Asimismo, la detección de tumoraciones benignas como fibromas en las mamas puede generar una ansiedad innecesaria en la paciente.
Las mujeres pueden contribuir a la prevención llevada a cabo con las mamografías seriadas mediante modificaciones de sus hábitos de vida, como realizar una actividad física regular (unas 4 horas por semana), controlar el peso tras la instauración de la menopausia y reducir el consumo de grasas y alcohol.
Las pacientes con historia familiar de neoplasias de mama deberían ser dirigidas a una unidad de consejo genético, especialmente para detectar la presencia de alteraciones en los genes BRAC-1 y BRAC-2. El cribado mediante mamografía en estas pacientes debería comenzar antes, a los 25 años, o unos 5 años antes de la edad del familiar más joven diagnosticado de cáncer de mama.
Una opción para evitar el cáncer de mama en pacientes con elevado riesgo de padecerlo sería la mastectomía bilateral radical. Extirpando todo el tejido mamario se evita la posibilidad de que se desarrolle con el tiempo una neoplasia de mama. De hecho, a mujeres con una neoplasia de mama ya establecida y tratada y con la presencia de alteraciones en los genes anteriormente mencionados se recomienda realizar una mastectomía contralateral para prevenir la aparición del cáncer en la otra mama.
También a nivel preventivo se aplica la quimioprofilaxis mediante tamoxifeno en pacientes de alto riesgo con lesiones benignas de mama o bien lesiones proliferativas. Actualmente se están realizando estudios con otras sustancias para la quimioprevención como el exemestano.
La mejor manera de prevenir el cáncer de mama es acudiendo periódicamente a las revisiones ginecológicas y sometiéndose a los controles mediante las mamografías cuando estas estén indicadas. Con el cáncer de mama la mejor defensa es un buen ataque y hacer todo lo posible para que en caso de detectarlo sea en su estadio más bajo, de manera que el tratamiento sea lo menos agresivo posible y poder seguir adelante.
*Dr. David Cañadas Bustos – Especialista en Medicina General – Médico consultor de Advance Medical
Fuente: DKV Seguros 2014
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